La llamé el día antes a las ocho de la tarde y tuvo la amabilidad de aceptar mi encargo para el cumpleaños del pequeñajo. Y es que hasta última hora no me acordé de aquella chica que había visto en un puesto del mercado de antigüedades que se realiza el primer sábado de cada mes en el casco antiguo de Badajoz.
Gloria me recibió en su casa, un lugar muy especial, acogedor, cargado de personalidad e impregnado de un dulce olor a chocolate recién hecho. Además de sus maravillosos cupcakes, realiza bombones de muchas clases con un exquisito chocolate belga.
Es un trabajo completamente artesanal, muy laborioso y realizado con mucho mimo, y eso se nota, al probarlos sientes el cariño que pone al hacerlos.
Todo un lujo para endulzar las fiestas.